Reynaú Omán Santiago Marroquín.
I. Lectura del Antiguo Testamento
“Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob. Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron….Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán”. Isaías 14: 1- 2, 10- 11.
II. Lectura del evangelio
“Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia”. Según Lucas 1: 46- 54.
En este tercer domingo de adviento
Escucha mis palabras Oh Señor
oye mis gemidos.
Escucha mi protesta
porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política.
ni te influencia la propaganda
ni estás en sociedad con el gangster.
No existe sinceridad en sus discursos
ni en sus declaraciones de prensa.
Hablan de paz en sus discursos
mientras aumentan su producción de guerra.
Hablan de paz en las Conferencias de Paz
y en secreto se preparan para la guerra.
Sus radios mentirosos rugen toda la noche.
Sus escritorios están llenos de planes criminales
y expedientes siniestros.
Pero tú me salvarás de sus planes.
Hablan con la boca de las ametralladoras.
Sus lenguas relucientes son las bayonetas…
castígalos Oh Dios
malogra su política
confunde sus memorandums
impide sus programas.
A la hora de la Sirena de Alarma
tú estarás conmigo.
Tú serás mi refugio el día de la Bomba.
Al que no cree en la mentira de sus anuncios comerciales
ni en sus campañas publicitarias ni en sus campañas políticas
Tú lo bendices.
lo rodeas con tu amor
como con tanques blindados.
III. Comentario pastoral
No está por demás iniciar nuestra reflexión correspondiente a este tercer domingo de adviento con una advertencia de Jesús aplicable en esta temporada navideña, fecha propicia para caer en las garras del consumismo y excederse en comida, bebida, parrandas, adornos y lujos innecesarios: “Guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
Pensando en el vasto mercado que multiplica y diversifica la oferta, Giles Lipovetsky afirma: “Con la profusión lujuriosa de sus productos, imágenes y servicios, con el hedonismo que induce, con su ambiente eufórico de tentación y proximidad, la sociedad de consumo explicita sin ambages la amplitud de la estrategia de la seducción. Sin embargo, ésta no se reduce al espectáculo de la acumulación; más exactamente se identifica con la sobremultiplicación de elecciones que la abundancia hace posible”.
Los dos textos bíblicos que hemos leído tienen algo en común: un profeta y una evangelista proclaman una inversión total por obra e iniciativa divina.
La época del ministerio profético de Isaías fue compleja en todos sus sentidos. Jerusalén se había convertido en subordinada del imperio asirio. La sociedad jerosolimitana estaba totalmente desequilibrada: los pobres se hacían cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos. Basta con leer algunos textos del profeta: “Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables….se han rebelado contra mí. Dejaron a Jehová…Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños”. Las autoridades principales de Jerusalén olvidaron el derecho y la justicia y se convirtieron en “prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda”. El profeta proclama una inversión individual y colectiva: “Llegará el día en que la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día”.
José Luis Sicre habla de una divinización del dinero en tiempos de Isaías. “El afán de lucro corrompe los valores y las personas, hace olvidar a Dios y al prójimo. Y esto no tiene fácil solución”. El mensaje profético proclama que así como en el pasado las potencias fueron debilitándose hasta desaparecer como tal, eso mismo espera a las potencias que en el presente subyugan a los demás pueblos.
Los capítulos 13 al 23 de Isaías incluyen una serie de oráculos contra las naciones que anuncia la restauración de Jerusalén por misericordia de Dios y el debilitamiento de los imperios por la justicia de Dios. El profeta se imagina la inversión de los imperios: su fortaleza se convierte en debilitamiento y llega a ser uno más de los débiles; su grandeza y soberbia se convierte en bajeza, al grado de “gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán”.
El relato del Nuevo Testamento nos transporta a un encuentro de dos mujeres. Elisabet y María. Ambas, reconocen ser bendecidas por Dios al enterarse del fruto que ya llevan en el vientre. Ese encuentro debió de ser tan maravilloso de manera que se prolongó tres meses, que seguramente resultaron cortos para ambas mujeres. En el primer momento del encuentro, Elisabet exclamó a gran voz, diciendo a María: “Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre”. Entonces María, alborozada pronuncio un hermoso cántico, conocido también como “magníficat” con un mensaje profundo, real y de liberación. A propósito del “magníficat” no hay que imaginarnos a María tomando la pluma y escribiendo el canto; más bien, pensar en “una tradición oral de un pueblo que siempre se preguntó por la acción de Dios en su medio y siempre quiso seguir viendo a Dios abrir caminos nuevos”. El cántico de María tiene su trasfondo en el cántico Ana, mujer que vivió en tiempos del Antiguo Testamento y que fue bendecida por Dios en medio de su esterilidad mientras derramaba sus congojas y tribulaciones ante su Dios. En ambos cánticos se proclama la grandeza del Señor manifestada de manera providente en la vida de ellas; además, se presenta un espíritu regocijado en Dios el Salvador, quien ha hecho grandes cosas, por ejemplo: esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones, quitó de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a su siervo, acordándose de la misericordia.
El mensaje del profeta y del cántico de María ha proclamado a lo largo de la historia “Una inversión total de los poderes del mal que conquistan, monopolizan, seducen, asesinan y subyugan”. A ese Dios de justicia debemos proclamar en la actualidad; en Él debemos confiar aunque todo parezca perdido; y, en su nombre debemos unir nuestros corazones y nuestras manos a favor de la reconstrucción de nuestro mundo.